Este sábado, el municipio vivió una jornada cargada de emoción, tradición y participación vecinal en el marco de las fiestas patronales en honor a la Mare de Déu del Puig. La tarde comenzó con la concentración de asociaciones y entidades locales en el Centro Cultural La Marina, desde donde partió el pasacalles acompañado por el grupo Tabal i Dolçaina y la Unión Musical Santa Maria del Puig.

Sobre las 20:00 horas, el sonido tradicional anunciaba la llegada del desfile a la Plaza del Ayuntamiento. Las Camareras y Clavarios hicieron su entrada entre aplausos de numerosos vecinos, mientras la Corporación Municipal les esperaba a las puertas del consistorio. Juntos, iniciaron el recorrido hacia la Iglesia del Real Monasterio de Santa Maria de El Puig, donde tuvo lugar la esperada Ofrenda de Flores.

La ceremonia fue una de las más multitudinarias de los últimos años. Con respeto y emoción, fueron pasando uno a uno para entregar sus ramos a Don Melchor, párroco del municipio. Participaron entidades como La Falla Mar i ADJ, Trencall, Doctor Peset, Sant Antoni, Amas de Casa Tyrius, Cofradía, Sant Roc 2025, Purísimas…, además de la Corporación Municipal, los Clavarios y Camareras, y decenas de vecinos que quisieron rendir homenaje a la Patrona.

La Iglesia, completamente llena, fue testigo de un acto cargado de sentimiento. Al finalizar, Don Melchor recitó una poesía dedicada a la Mare de Déu y pronunció unas palabras de agradecimiento, cerrando con la entonación conjunta del himno en un momento verdaderamente emotivo.

Pero la noche no terminó ahí. Tras la ofrenda, numerosos vecinos se reunieron en la Plaza del Cant Valencià para cenar de sobaquillo, compartiendo mesa, conversación y buen ambiente. El broche final lo puso la Orquesta Tributo a La Oreja de Van Gogh, que ofreció un espectáculo vibrante y lleno de nostalgia, haciendo cantar y bailar al público hasta bien entrada la madrugada.
Tradición y devoción
La jornada del sábado fue una muestra perfecta de lo que representan las fiestas de El Puig: tradición viva, participación masiva y alegría compartida. Desde la solemnidad de la ofrenda hasta la energía de la música en directo, el pueblo volvió a demostrar que sabe celebrar con corazón, respeto y entusiasmo. Las fiestas continúan, y El Puig sigue latiendo al ritmo de su gente.