Las fiestas patronales en honor a la Mare de Déu del Puig vivieron este martes una jornada especialmente dedicada a los más pequeños, con actividades que combinaron tradición, alegría y momentos inolvidables para toda la familia.
A las 11:00 horas, las calles del municipio se volvieron a llenar de música gracias a la Unión Musical Santa María del Puig, que marcó el inicio del pasacalles de las Camareras y Clavarios. El recorrido sirvió para recoger a la Corporación Municipal y dirigirse juntos al Real Monasterio de Santa María de El Puig, donde tuvo lugar la Solemne Misa en memoria de los cofrades difuntos.
El acto religioso, cargado de recogimiento, sirvió para rendir homenaje a quienes ya no están pero siguen presentes en el corazón del pueblo. Las palabras, los cantos y el silencio compartido en el interior del templo se convirtieron en un tributo lleno de respeto y gratitud hacia aquellos que, generación tras generación, han contribuido a mantener viva la devoción por la Mare de Déu.
Ya por la tarde, la Plaza del Ayuntamiento se transformó en un espacio de juego y diversión. Decenas de niños se dieron cita para disfrutar de una tarde pensada para ellos, donde no faltaron las risas, las caras de sorpresa y las carcajadas. El espectáculo de teatro itinerante “Pilots” superó todas las expectativas: los actores, ataviados con indumentaria de pilotos clásicos y acompañados por un coche de época, recorrieron las calles sembrando humor y alegría hasta llegar a la Plaza del Cant Valencià.

Allí, el espectáculo culminó con una divertida “carrera” de bicicletas peculiares, en la que participaron algunos niños del público, convirtiéndose en protagonistas de la escena. La actividad fue recibida con entusiasmo por grandes y pequeños, que celebraron la creatividad y el dinamismo de la propuesta.
Para cerrar la jornada, se repartieron horchata y fartons entre todos los asistentes, en un gesto que reforzó el espíritu comunitario y festivo que caracteriza estas celebraciones.
Homenaje y diversión
El Día de los Niños en El Puig fue una muestra de cómo las fiestas patronales pueden conjugar tradición y futuro, memoria y alegría. Los más pequeños vivieron su día con intensidad, mientras el pueblo entero volvió a demostrar que la devoción por la Mare de Déu se celebra también con sonrisas, juegos y momentos compartidos. Las fiestas continúan, y El Puig sigue latiendo con fuerza festiva.