Carlos Mazón ha anunciado este lunes su dimisión como presidente de la Generalitat Valenciana, poniendo fin a una etapa marcada por la creciente presión política y social tras la gestión de la DANA que afectó gravemente a la Comunidad Valenciana. La decisión se ha hecho pública en una comparecencia ante los medios celebrada esta mañana en el Palau de la Generalitat, donde Mazón ha confirmado su renuncia tras varios días de especulaciones y reuniones con la dirección nacional del Partido Popular.
La dimisión se produce después de un fin de semana de intensas negociaciones con la cúpula del PP, encabezada por Alberto Núñez Feijóo, en busca de una salida ordenada a la crisis abierta en el seno del partido en la Comunidad Valenciana. Según fuentes cercanas a Génova, el acuerdo alcanzado contempla la apertura de conversaciones con Vox para consensuar un candidato provisional que asuma la presidencia de la Generalitat hasta que se convoquen nuevas elecciones o se formalice una investidura alternativa.

La situación de Mazón se había vuelto insostenible tras los abucheos recibidos durante el funeral de Estado por las víctimas de la DANA, un episodio que marcó un punto de inflexión en su liderazgo. Durante los últimos cinco días, el ya expresident había mantenido un perfil bajo, en lo que él mismo calificó como un periodo de “reflexión profunda” sobre su continuidad al frente del Consell.
En su declaración de renuncia, Mazón ha agradecido “el apoyo recibido por Su Majestad el Rey y la Reina en estos momentos difíciles”, ha reconocido que “se cometieron errores en la gestión del día de la DANA que deben asumirse con responsabilidad”, y ha criticado “la falta de implicación del Gobierno central en el proceso de reconstrucción, que ha dejado a la Comunitat Valenciana sola ante una tragedia sin precedentes”.
La noticia ha generado una oleada de reacciones en el panorama político valenciano y nacional. Mientras desde el PP se ha subrayado la “valentía” de Mazón al dar un paso al lado, desde la oposición se ha exigido una auditoría de su gestión y la convocatoria inmediata de elecciones.
Con esta dimisión, se abre una nueva etapa de incertidumbre en la política valenciana. El futuro inmediato dependerá de las negociaciones entre los grupos parlamentarios y del papel que juegue Vox en la posible designación de un nuevo presidente autonómico.
¿Cómo ven las víctimas de la DANA la dimisión de Mazón?
La renuncia de Carlos Mazón ha sido recibida con emoción contenida y reivindicación por parte de los familiares de las víctimas de la DANA, que desde hace un año han exigido responsabilidades políticas claras por lo que consideran una gestión negligente antes, durante y después del desastre.
Colectivos ciudadanos como Justicia por la DANA han emitido comunicados en los que califican la dimisión como “un paso necesario, aunque tardío”, y recuerdan que la falta de prevención y de aviso a la población en las horas previas a la tormenta “pudo haber salvado vidas”. En la provincia de Valencia, 229 personas fallecieron, muchas de ellas atrapadas en sus viviendas o vehículos sin recibir alertas ni instrucciones claras.
Además, se ha criticado duramente la actitud posterior de Mazón, que no se reunió públicamente con los familiares ni ofreció una disculpa explícita. “Nunca nos miró a los ojos, nunca pidió perdón. Su dimisión no borra el dolor, pero al menos reconoce que no estuvo a la altura”, ha declarado una portavoz del colectivo.
Para muchas de estas familias, el proceso judicial que ahora se abre será clave para esclarecer responsabilidades y cerrar heridas. “El futuro político de Mazón ya está resuelto. Ahora le espera un horizonte judicial aún incierto”, concluyen.

Un cierre político, un futuro judicial incierto
Este lunes, mientras se formaliza su dimisión, todas las miradas están puestas en la declaración testifical de Maribel Vilaplana, llamada a aportar claridad sobre la agenda de Carlos Mazón el día de la DANA. Durante el último año, el ya expresidente ha ofrecido versiones contradictorias sobre su paradero en las horas críticas de la catástrofe, lo que ha alimentado la desconfianza pública y el malestar institucional.
Lo que sí parece claro es que Mazón no estuvo donde debía estar. La falta de prevención y de aviso a la población en un episodio meteorológico de tal magnitud pudo haber evitado muertes, y exige una asunción de responsabilidades políticas. No se puede obviar que 229 personas perdieron la vida en la provincia de Valencia, una cifra que ha marcado profundamente a la sociedad valenciana.
A ello se suma una gestión posterior ampliamente cuestionada, en la que Mazón fue criticado por su ausencia de empatía, al no reunirse públicamente con las víctimas ni ofrecer una disculpa clara y directa. Su salida del cargo no solo cierra una etapa política, sino que deja abierta una herida que tardará en cicatrizar. La ciudadanía espera ahora respuestas, justicia y un nuevo liderazgo que esté a la altura del dolor vivido.
Con su futuro político ya resuelto, a Carlos Mazón le espera ahora un horizonte judicial aún incierto.

