El 25 de noviembre, declarado por la ONU como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, no es una fecha simbólica más en el calendario. Es un recordatorio doloroso de que la violencia machista sigue presente en nuestras sociedades y de que cada día, en cada rincón del mundo, miles de mujeres ven vulnerados sus derechos más básicos: vivir libres, seguras y respetadas.
La elección de esta fecha no es casual. Se conmemora en memoria de las hermanas Mirabal, activistas dominicanas asesinadas en 1960 por su oposición a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Su valentía y su sacrificio se convirtieron en símbolo de la lucha contra la violencia y la opresión. Recordarlas cada 25 de noviembre es reconocer que la violencia contra la mujer no es un hecho aislado, sino una forma de dominación histórica que debemos erradicar.
La violencia de género adopta múltiples formas: física, psicológica, sexual, económica o simbólica. No se limita a los titulares más trágicos, sino que se infiltra en lo cotidiano: en los insultos normalizados, en el control disfrazado de afecto, en la desigualdad laboral, en los silencios impuestos. Cada gesto de desprecio, cada palabra que humilla, cada golpe que se oculta forma parte de una cadena que debemos romper.
Los datos son contundentes: miles de mujeres en España y millones en el mundo sufren violencia cada año. Y detrás de cada cifra hay una historia, un rostro, una vida marcada por el miedo. No podemos permitir que estas historias se repitan.
El 25 de noviembre no es solo un día de memoria, es un día de acción. Nos interpela como sociedad: instituciones, medios de comunicación, centros educativos, empresas y ciudadanía. No basta con condenar la violencia de género; hay que prevenirla, educar en igualdad y garantizar que las víctimas tengan apoyo real y efectivo.
- Educación: enseñar a las nuevas generaciones que el respeto y la igualdad no son valores opcionales, sino pilares de la convivencia. La coeducación y la formación en igualdad son la mejor vacuna contra la violencia.
- Justicia: proteger a las víctimas, sancionar a los agresores y evitar que la impunidad se convierta en norma. La ley debe ser firme y clara, pero también cercana y accesible para quienes necesitan ayuda.
- Sociedad civil: el apoyo de las familias, amigos y vecinos es vital para que ninguna mujer se sienta sola. La violencia de género no es un problema privado, es un problema colectivo que nos afecta a todos.
La violencia contra la mujer es un problema universal, pero su solución empieza en lo cercano: en nuestras casas, en nuestras escuelas, en nuestros barrios. Cada gesto de apoyo, cada palabra de respeto, cada acción de denuncia suma en la construcción de una sociedad más justa.
Hoy, 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, levantamos la voz para decir que no aceptamos más excusas, más silencios ni más indiferencia. La violencia machista es incompatible con una sociedad democrática y justa.
Cada mujer merece vivir libre, segura y respetada
La igualdad no es una meta lejana, es un compromiso diario. Y cada mujer merece vivir libre, segura y respetada. El 25 de noviembre nos recuerda que la lucha contra la violencia de género no puede esperar, porque cada día cuenta, cada vida importa y cada silencio roto es un paso hacia adelante.
Desde La Veu del Puig nos sumamos al compromiso de luchar contra la violencia de género, de visibilizar a las víctimas y de promover la igualdad como único camino hacia una sociedad más justa y libre.
Romper la cadena de la violencia es tarea colectiva. La sociedad entera debe decir basta.
