La Real Orden de Caballeros de Santa María de El Puig vivió este miércoles una jornada marcada por la espiritualidad, la música y la fraternidad, con motivo de la llegada anticipada del Niño Jesús.
La celebración comenzó a las 20:00 horas con una solemne Eucaristía en la capilla del claustro bajo del Monasterio de El Puig, oficiada por el Consiliario de la Orden, el Rvd. P. Manuel Anglés. Fue una ceremonia especialmente emotiva, con mensajes cargados de los valores que inspiraron la Navidad: la esperanza, la solidaridad y la unión.
En su homilía, el Padre Manuel Anglés ofreció una reflexión muy centrada en lo humanístico y en las personas, y recordó que la verdadera esencia de la Navidad no se encontraba en lo material, sino en la capacidad de abrir el corazón al prójimo. Sus palabras constituyeron un recordatorio de que la fe se vive en comunidad y que cada gesto de cercanía fortalece la fraternidad. Estos valores están en línea con lo que representa la Real Orden de Caballeros de Santa María de El Puig, cuya misión histórica y presente, como cristianos y católicos, es la ayuda a los más necesitados.
El acompañamiento musical realzó los cánticos de villancicos y la adoración del Niño, y creó un ambiente de recogimiento y alegría compartida que emocionó a todos los asistentes.

A continuación, a las 21:00 horas, tuvo lugar la tradicional cena de hermandad en el restaurante Huerto de Santa María. A la cena acudieron numerosos miembros de la Real Orden y representantes de asociaciones con las que colabora la institución. El ambiente fue cálido y festivo, con brindis de cava y dulces navideños que simbolizaron la esperanza y la unión que caracterizan estas fechas.
Terminada la cena, el lugarteniente mayor Pedro Ballester Fernández compartió unas palabras con todos los asistentes. Deseó una feliz Navidad y recordó los valores y principios que guian a la Real Orden, profundamente enraizados en su identidad cristiana y católica, que ponen en el centro la dignidad de la persona, la solidaridad y el compromiso con los más vulnerables. Declaró que no le gustaba ver a ninguna persona viviendo en la calle y subrayó que la misión de la Real Orden es tender la mano allí donde más se necesita.
En su intervención, hizo un repaso de las acciones de ayuda realizadas durante este año, entre ellas un proyecto especialmente destacado: el taller de neurociencias iniciado el pasado 13 de junio de 2025 en el Centro Penitenciario de Picassent (Valencia). Tras un largo proceso de preparación, la Real Orden puso en marcha esta novedosa actividad destinada a grupos específicos de internos, impartida por una especialista contratada para tal fin.
Sobre esta iniciativa, el lugarteniente mayor explicó que la acogida del taller de neurociencias fue muy positiva tanto por parte de los participantes como de los funcionarios responsables, y se desarrolló durante varios meses. Durante su desarrollo y al final del mismo, se procedió a una evaluación para optimizar resultados y valorar el beneficio aportado.
“Con las neurociencias aplicadas a la rehabilitación penitenciaria buscamos mejorar la salud mental, la reintegración social y la capacidad de autocontrol, reduciendo la agresividad, el estrés y la violencia, al tiempo que fomentamos la empatía, la autoestima, la seguridad en uno mismo y la toma de decisiones saludables. La importancia de este tipo de talleres es enorme, porque hoy en día el gran reto al que nos enfrentamos como sociedad son las enfermedades mentales”, declaró el lugarteniente mayor Pedro Ballester Fernández.
Este taller forma parte del conjunto de actividades que la Real Orden realiza en el campo de la reinserción penitenciaria, dentro y fuera del establecimiento, en colaboración con entidades como El Casal de la Pau, La Ciudad de la Esperanza y otras organizaciones sociales.

Después de la intervención de Pedro, el Dr. Juan Cañizares Martínez, tomó la palabra para presentar oficialmente a La Veu del Puig al resto de miembros de la Real Orden y desear también una feliz Navidad a todos los presentes.
Finalmente, el lugarteniente mayor Pedro Ballester Fernández, impuso la insignia de la Real Orden al director de este periódico, gesto que recogimos con gratitud y emoción, como símbolo de reconocimiento y de unión en torno a los valores compartidos.
También tomaron la palabra representantes de asociaciones con las que la Real Orden colabora, como la Asociación “Amigos de la Calle”. En nombre de esta entidad intervino Jaime González, vicepresidente, acompañado por su presidenta y fundadora Carmen Allendes, con quien compartimos mesa y que nos relató el gran trabajo que realizan desde la asociación. Recordaron que Amigos de la Calle inició su andadura en 2007 tras detectar un aumento de personas durmiendo en las calles de Valencia, y explicaron que cuentan con dos líneas de trabajo complementarias: una asistencial, de atención directa en el terreno, y otra de inclusión social, con el propósito de revertir la situación de calle y ofrecer oportunidades de reintegración. Sus palabras pusieron voz y rostro al compromiso diario con las personas más vulnerables.
Asimismo, un miembro de la Real Orden explicó el trabajo que se está realizando conjuntamente con Ciudad de la Esperanza, donde cada día se lucha con generosidad, valentía y perseverancia para sacar “de la calle”, del abandono, a personas con problemas y devolverles la dignidad y la autoestima, ofreciéndoles un hogar y los cuidados que necesitan.
Sus testimonios reforzaron el mensaje central de la velada: la fe y la esperanza se dieron la mano cuando se centraron en las personas más necesitadas.
La Navidad nos recuerda que el cristianismo es ayuda, dignidad y esperanza para los más necesitados
Desde este medio expresamos nuestro más sincero agradecimiento a la Real Orden de Caballeros de Santa María de El Puig por la invitación a participar en unos actos tan significativos, y en especial al Dr. Juan Cañizares Martínez, que junto con Pedro Ballester Fernández y todos los miembros de la Real Orden trabajan sin descanso para corregir desigualdades sociales y favorecer la reinserción de quienes más lo necesitan.
Podemos estar orgullosos en El Puig de contar con una entidad que, desde la fe y la tradición, ha sabido transformar los valores cristianos en acción concreta: la corrección de las desigualdades, la ayuda a los más necesitados y la defensa de la dignidad de cada persona. La Real Orden no solo mantiene viva la memoria histórica y espiritual de nuestro pueblo, sino que la proyecta hacia el presente con proyectos de solidaridad, acompañamiento y esperanza.
La Navidad nos recuerda que el nacimiento del Niño Jesús es también el nacimiento de una nueva oportunidad para la humanidad: la oportunidad de vivir en comunidad, de compartir lo que tenemos y de tender la mano a quienes más lo necesitan. Estos principios —la fraternidad, la generosidad y la justicia social— son los que guían la acción de la Real Orden y los que se reflejaron en cada gesto de esta celebración.
Con gratitud y alegría compartida, celebramos junto a la Real Orden este tiempo de esperanza y fraternidad, convencidos de que su labor es un faro que ilumina nuestro municipio y que nos invita, desde el cristianismo, a seguir construyendo una sociedad más justa, solidaria y humana, fundada en la corrección de las desigualdades y en la ayuda a los más necesitados, principios esenciales que guían la acción de la Real Orden.

