Desde las 17:30 h y hasta bien entrada la noche, la Plaça de la Conserveta, a los pies del Monasterio de El Puig, se convirtió en el corazón de la Navidad con la esperada visita de Papá Noel, organizada por el Ayuntamiento de El Puig.
Un árbol de Navidad completamente iluminado presidía el espacio, creando junto al monasterio un escenario de cuento. La plaza, llena hasta los topes de pequeños y mayores, vibró con la emoción de quienes no querían perderse la oportunidad de hablar con Santa Claus, hacerse una foto y dejar su carta en el buzón real.

La decoración navideña fue protagonista: alfombra roja, regalos envueltos, pingüinos luminosos, figuras decorativas, guirnaldas y estrellas doradas daban forma a un rincón mágico donde cada detalle estaba pensado para despertar la ilusión. Las burbujas de jabón flotando por el aire añadían un toque de fantasía, mientras que mesas de actividades repartidas por la plaza ofrecían entretenimiento para los más pequeños.
No faltó el sabor: quienes presentaban su vale de compra en el comercio local podían recoger gratuitamente palomitas o un chocolate caliente, que según muchos asistentes “estaba buenísimo”. Y para completar la experiencia, los churros recién hechos fueron el acompañamiento perfecto para una tarde de invierno.

La sonrisa de los más pequeños, el verdadero regalo
La visita de Papá Noel en El Puig fue mucho más que un evento: fue una celebración de la magia de la Navidad, del comercio local y de la ilusión compartida. Ver a los niños con los ojos brillantes, esperando su turno para hablar con Santa, fue el reflejo más puro del espíritu navideño. Sus sonrisas, espontáneas y radiantes, fueron el verdadero latido de la jornada. Los mayores, contagiados por esa energía, volvieron a sentirse parte de esa magia que solo la Navidad sabe traer.
La plaza se convirtió en un escenario de alegría compartida, donde la música, los juegos y el sabor del chocolate caliente se mezclaron con la emoción de los abrazos y las fotos junto a Santa Claus. Fue una tarde que recordó que la Navidad no es solo un tiempo de luces y regalos, sino sobre todo un tiempo de esperanza, ilusión y unión.
Porque cuando la inocencia de los pequeños ilumina la plaza, la Navidad se hace eterna.
¡Feliz Navidad!

