El Puig de Santa Maria se enfrenta a un problema medioambiental que, lejos de remitir, se agrava con el paso del tiempo: la proliferación de vertederos ilegales por todo el término municipal. Caminos rurales, parcelas privadas y zonas de vegetación se han convertido en puntos de acumulación de escombros y residuos que deterioran el entorno natural y afectan gravemente al paisaje local.

Este fenómeno no es nuevo. Desde hace años, vecinos y colectivos han denunciado la existencia de estos focos de suciedad, pero la falta de soluciones efectivas ha permitido que el problema se extienda. Recientemente, el Ayuntamiento de El Puig ha compartido en sus redes sociales una nueva denuncia: “Hemos detectado una acumulación de escombros escondida detrás de unos árboles, que ha afectado a la vegetación y a nuestro entorno natural. Desde el Ayuntamiento de El Puig queremos recordar que nuestra naturaleza es un tesoro común y que está en nuestras manos protegerla.”


Aunque la condena pública es necesaria, la situación actual exige pasar de las palabras a la acción. Las declaraciones institucionales, por sí solas, no han logrado frenar los vertidos ilegales, que siguen apareciendo en puntos cada vez más ocultos y difíciles de controlar.
Medidas urgentes y plan de prevención
La concienciación ciudadana es necesaria para mantener el termino municipal limpio pero, debido a la gravedad del problema, actualmente se requiere la implementación inmediata de medidas concretas para proteger el entorno natural y disuadir a quienes infringen las ordenanzas municipales:
- Refuerzo de patrullas de Policía Local y Guardia Civil en zonas rurales y de difícil acceso.
- Sanciones económicas ejemplares a quienes viertan escombros ilegalmente.
- Instalación de cámaras de vigilancia en puntos estratégicos para identificar infractores.
- Uso de drones para monitorizar el término municipal y detectar vertidos en tiempo real.
- Instalación de un ecoparque o punto limpio para la recogida de residuos.
Estas acciones permitirían no solo actuar con rapidez ante nuevos vertidos, sino también crear una red de control y disuasión que proteja el patrimonio natural de El Puig.
Proteger lo que es de todos
El Puig no solo es historia, patrimonio y cultura. Es también paisaje, biodiversidad y vida. Cada camino rural, cada barranco, cada zona verde forma parte de un ecosistema que nos pertenece y que debemos proteger como legado para las generaciones futuras. Permitir que los escombros y residuos se acumulen impunemente es renunciar a nuestra responsabilidad colectiva y poner en riesgo el equilibrio natural que nos rodea.
La lucha contra los vertederos ilegales no puede quedar en manos de unos pocos: requiere voluntad política, colaboración ciudadana, vigilancia, sanciones y tecnología al servicio del medio ambiente.

